
Hace ya mucho tiempo que el Mar se tragó sus afilados recuerdos, dolorosos como cristales rotos. Pero cada día, mientras el viento disipa las brumas sobre sus olas, el Mar devuelve al Viejo uno a uno sus recuerdos, suaves, pulidos como cantos rodados.
El Viejo, sonriendo con nostalgia, da pequeños sorbos a su vieja taza, y cree recordar tiempos mejores.
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