Fue una imagen fugaz, directa al cerebro. La vi mientras conducía desde A Coruña hasta Santiago, y la paloma también me vio a mi, inmóvil bajo aquel cerezo, mirándome con esa mirada inexpresiva que las palomas usan para volvernos locos, mientras los pétalos se arremolinaban a su alrededor.
Tenía que pintarlo, aunque fuera rápido..
JUSTO CUANDO CREIA KE YA NO TE PODIA ODIAR MAS........ VAS Y HACES ESTO
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